En busca del Gran Espiritu-Aprendiendo de los celos y otras pasiones

¿Reiki y Evolución?

Reiki es energía cósmica, la energía del universo. Esa que muchos llaman “Dios”, y que ha tenido mil nombres durante mil civilizaciones, pero que siempre fue la misma. Es tan sencillo como eso. Es tan simple e incomprensivo como la luz del sol.

Su misma traducción nos lo está diciendo: REI= cósmico, KI=fuerza/energía. No hay más secreto que el que esconde su nombre, ni más misterio que la aceptación.

Sin embargo, los seres humanos tenemos la costumbre de alejarnos de la simpleza, de olvidarnos de que no hace falta entender una flor para poder disfrutarla y admirarla, y convertimos el Rei Ki en una especie de Santo a quien venerar.

En años, los seres humanos no hemos evolucionado como especie, hay rasgos en nuestro cuerpo que nos indican que aun estamos a medio camino en la transformación de nuestro cuerpo. Tenemos un apéndice inútil, muelas del juicio que nos recuerdan que alguna vez nuestra dentadura se iba regenerando, pezones sin sentido en los machos, y tantas otras cosas. Las mutaciones que hemos ido sufriendo últimamente tienen que ver mas que nada con nuestra alimentación, nuestro sedentarismo, nuestro modo de vivir, y no con un crecimiento como raza, a menos de que hablemos solo de densidad demográfica. En ciertos momentos de nuestro camino en la espiral evolutiva, las enfermedades estuvieron allí para controlar cuantos individuos éramos. La naturaleza regulaba así la destrucción que podíamos hacer en este planeta, y la tierra se regeneraba.

Pero es imposible que no usemos de la naturaleza, es imposible no matar para alimentarse. Podríamos convertirnos en vegetarianos y no acabar con la vida animal, y entonces estaríamos acabando con la vida vegetal. ¿Acaso una planta, por no poder hablar está menos viva que una vaca?

Para el ser humano, “matar” significa acabar con la vida. Acabar con la vida de otro ser humano es terrible para la media de nuestra especie, las asociaciones de derechos humanos atacan sobre cualquiera que ose matar a un hermano. Los defensores de los derechos de los animales son capaces de dejar sin comer a un grupo de personas, por defender a un animal. ¿Y una planta es mucho menos que un ser humano o un perro? Dentro de nuestra concepción de vida, debería ser exactamente igual, y cortar una lechuga sería matarla. El problema es que la pobre lechuga no tiene ojos, y los humanos sensibles nos sentimos culpables viendo los ojos de lo que vamos a “matar”.

Pero entonces, ¿nos morimos de hambre?, ¿ayunamos y lloramos hasta la muerte para no herir ningún ser vivo? Estaríamos matando nuestro cuerpo, algunas religiones consideran eso un pecado, y uno sufre castigos en el mas allá. Y además hay que tener cuidado, por que nuestro cuerpo le puede causar indigestión a algún gusano y matarlo también. Parece que ni en el otro lado nos liberamos de nuestro instinto asesino.

Todas estas reflexiones, entonces, podrían llevarnos a considerarnos la peor especie sobre el universo, los parásitos condenados a terminar con la vida allí donde la encontremos, los dioses de la destrucción. Muchos pasamos por una etapa en nuestro camino espiritual en que consideramos eso. Solo basta con ver un noticiero, un periódico, una página de Internet. Los desastes y las atrocidades que hace el ser humano en esta dimensión parecen cada día más terribles. Algunos llegamos a pensar que lo mejor que le podría suceder al universo es la extinción de los seres humanos.

Sin embargo, no podríamos ser esos terribles dioses del mal que imaginamos ni aunque nos transformáramos en la misma reencarnación de Hitler.

La energía cósmica, el Rei-Ki, está en todas partes. Y la muerte, tal como la concebimos en este plano de existencia, no existe como tal, es solo el punto de vista finito de la mayoría de las mentes pensantes que se encuentran encerradas en un cuerpo de carne y hueso.

La energía, toda energía, no desaparece, se transforma y cambia de estado. Es por eso que no nos es posible matar. Matar es solo una idea egoísta. No por el hecho de quitar la vida, si no por el de creer que lo estamos haciendo.

Es lógico que este concepto no calma el dolor de alguien que sufrió la perdida de un ser querido, y mucho menos si fue por mano de otro ser humano. Y está bien que sea así. La pérdida de alguien es también parte de un camino evolutivo. Encontrarse con el conflicto que eso nos genera, pedirle a los cielos que tengan en su gloria al que se va, o insultar preguntándose el por que se lo llevaron, es parte de una transformación. Nadie puede saber hasta donde puede llegar un ser, ni que cosas lo harán llegar. Muchas veces el sufrimiento es uno de los escalones que nos llevan un piso mas arriba del que estamos.

Pensemos un segundo en las guerras, ¿existiría la medicina sin ellas? En algún lugar del mundo hoy hay un país en guerra, pero en la antigüedad estaban todos en conflictos bélicos. Es una de las condiciones que caracterizaba al ser humano. La vida se basaba en oprimir o ser oprimido. Hoy se pueden disfrutar de tantas cosas, de tantas comodidades, incluso de conseguir, con voluntad, la paz.

Solo necesitamos ser concientes de ello.

Rei-Ki, como su nombre lo indica, es energía cósmica. Es toda la energía, sin embargo, no es lo que la mayoría entiende.

La mayoría entiende que es un método de sanación por imposición de manos, redescubierto por el maestro Mikao Usui, (1865-1926), un monje que recibió la iluminación luego de meditar y ayunar en el monte Kuruma (Japón) durante 21 días.

El gran maestro Usui, fue cristiano, y leyendo las historias sobre las sanaciones realizadas por Jesús, y por sus discípulos, se preguntó que había sido de ese conocimiento. No habiendo encontrado respuesta en su religión, decidió investigar, viajando y recopilando símbolos antiguos que representaban energías, pero no sabía de que manera usarlos. Fue también monje sazen, pero no encontró tampoco allí la respuesta a su búsqueda, hasta que ascendió al monte, creyendo que si no lograba develar allí el misterio de su camino, su vida estaría perdida.

El día 21, de su meditación, sintió la energía Rei-Ki entrando por la coronilla, y así volvió transformado.

El maestro Usui fue un hombre muy respetado, que al principio utilizó su conocimiento para sanar a los mas desvalidos, pero los mas desvalidos no sabían apreciar el regalo que para ellos era la curación del Rei-Ki, y cansado de esta situación, decidió enseñar su método de curación a quienes lo valoraran, y así tomó discípulos.

Originalmente, el método Usui (Usui Do), no tenía separaciones por niveles de enseñanza, pero uno de sus amigos, el maestro Jigoro Kano, creador del Judo, aportó esta cualidad al sistema, algo que había institucionalizado en su arte, en el que había dividido los niveles con un cinturón de color, identificatorio del grado del alumno que lo portara. En el Usui Do, la escala de aprendizaje quedó dividida en niveles.

Luego el sistema fue creciendo, aparecieron diferentes líneas de enseñanza, una de estas se trasladó hasta occidente, haciendo un gran bien a la humanidad, pero con el tiempo el Rei-Ki se transformó en un producto más de las sociedades consumistas.

Hoy por hoy, aprender Rei-Ki es sencillo, solo se paga un arancel por nivel, y mientras el nivel es mas alto, también lo es el costo en dinero. El pago por la maestría suele ser un precio exuberante. Pero pagar un curso de Rei-Ki no lleva a la iluminación. La iluminación no se intercambia por dinero. No puedes decirle al universo, “hey, aquí está mi dinero, dame un kilo de iluminación” como si la energía cósmica fuese el producto de un mercado.

Llegar a la iluminación tiene un costo, pero no está valuado en ningún tipo de moneda de ningún país.

Cuando Usui subió al monte, ayunando y meditando, no hizo ni más ni menos que lo que muchos otros maestros, guías, chamanes, profetas, hicieron en otras épocas y en otras civilizaciones. Se cuenta que Jesús mismo medito 40 días en el desierto donde tuvo su primer enfrentamiento con el diablo. Moisés, Elías, Bhodidharma, Castañeda, Mas Oyama, los faraones egipcios siguiendo el mito de Horus, todos tienen historias similares. Los chamanes americanos aun hasta el día de hoy continúan realizando rituales en los que ayunan y buscan una muerte simbólica para luego renacer.

El camino de la maestría implica un trabajo interno, en donde las enseñanzas de los maestros no son suficientes. Uno debe encontrarse con su yo interior, enfrentarse con sus demonios, también con sus ángeles, tomar dominio sobre ambas razas, y sobre si mismo. Se debe estar en el camino de la búsqueda.

Los seres humanos también somos energía, no tenemos forma de evitarlo, y por ello todos tenemos la capacidad de iluminación, no es algo que solo está allí para los grandes maestros, y que se encuentre vedado para el resto de los seres. Somos partes del Re-Ki. ¿De que manera podríamos no serlo? Hoy es innegable la composición molecular de la materia, y estamos formados por materia. Vibramos al son del universo.

A nivel espiritual abrimos canales, nos conectamos con estadíos superiores, evolucionamos como alma. A nivel más carnal, nuestro cerebro se despierta. El cerebro juega un papel muy importante en la iluminación. Aun no tenemos conciencia de todo lo que ese órgano que protegemos con los huesos del cráneo oculta en sus recovecos. Es el motor del ser humano. Podemos andar incluso sin corazón, pero no podemos hacerlo sin cerebro. Él, a través de diferentes reacciones químicas, consigue que el cuerpo haga, que nos comuniquemos con el resto de los seres de nuestra especie, que percibamos el mundo, que descubramos el mundo. La iluminación, a nivel orgánico abre puertas en nuestro cerebro, le permite destapar una cualidad especial que se llama sinestesia de la que hablaremos en el próximo capítulo. Todos los seres humanos tenemos cerebro, o sea que todos podemos desarrollarlo, o sea que todos podemos evolucionar hacia un camino de iluminación y conocimiento.

Todos deberíamos poder retirarnos a las montañas durante 21 días, ayunar, y permitirnos encontrar la vibración del Rei-Ki. Si todos lo hiciéramos, se acabaría la fuerza de esos dioses que necesitan de nuestra adoración para existir, y de sus sacerdotes que necesitan de nuestro dinero.

Todos deberíamos encontrar nuestro Monte Kuruma y permitirnos evolucionar.

Espero que les haya gustado, les dejo algunso links que me crucé navegando. Luego quizás hablaremos de manos reiki, y otras cosas así. Propongan temas.